26.2.11

La procesión va por dentro

Ella lo volvió a mirar con sus ojos tristes. Sabía lo que pasaba, no podía evitar saberlo, incluso sin pronunciar una palabra...ella sabía que no conduciría a nada. que iba a terminar haciéndole mal o autodestruyéndola y sólo quedaría un recuerdo vago en su mente, un atisbo que quizá a lo largo de los años podría embellecerloo y regalarle lindas historiasa sos sobrinos-nietos o a sus gatos, proque eso sí: nietos nunca, poruqe no imaginaba un futuro sin el, aún sabiendo todo lo que sabía con solo mirarlo. Ella sabía que era una locura, una ilusión quizá de una vida no tan solitaria en un universo paralelo, la prueba irrefutable en frente de ella de que Dios y el Diablo al mismo tiempo existen...ella sabía todo esto, y se le notaba...

Sin embargo, caminó hacia él, le agarró la mano y una sonrisa radiante de luz se le dibujó. Prefirió hacerlo sin mirarlo. Ya tendría tiempo de pensar en todo aquello, en su soledad cotidiana.

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